Ratas a la carrera es una comedia realizada en coproducción entre Canadá y los Estados Unidos dirigida por Jerry Zucker.
Cuando estrenaron esta película fui a verla pensando que sería la típica del director, responsable de todas las que acaban en «...como puedas», con un reparto de lujo. Según pasaba el metraje y al comprobar que las risas eran continuas dije: ¡Vaya películon!
Contó con un presupuesto de 48 millones de dólares y recaudó unos 85 a nivel mundial.
Si te gustó "El mundo está loco, loco, loco" sigue leyendo, y si no, o no la has visto, también.
En un lujoso hotel de Las Vegas se hospedan los distintos personajes que participan en la película. Un chaval que quiere medrar en la política, un turista italiano, una madre y su hija que se acaban de reencontrar, una familia judía (esto tiene relación con varias cosas que suceden así que no lo pongo por poner), un árbitro que la tramó en un partido y dos hermanos que quieren vivir del timo.
Todos ellos son tentados por el genial John Cleese que les da una llave que abre una taquilla llena de dinero (2.000.000 de dólares) que será para el primero que llegue. Lo que los jugadores no saben es que son las piezas de una apuesta que van a realizar unas grandes fortunas ludópatas que les miran desde detrás de un espejo.
Al principio el único ilusionado con ello es el italiano, pero al padecer de narcolepsia se queda dormido nada más empezar.
La carrera comienza y hay momentos divertidísimos, quizá los que les suceden a los hermanos los que más.
Pero el momento más gracioso que he visto en una película, y que consiguió que casi me diera un patatús, lo realiza la familia, judíos como son tienen la mala suerte de entrar en un museo dedicado a un nazi de apellido Barbie al que la hija quiso ir por confundirlo con un museo de la muñeca, al salir ven que les han destrozado su coche y no se les ocurre otra cosa que robar el coche de Hitler. Durante el camino tienen un pequeño jaleo, pero una imagen vale más que mil palabras
Así que veinticinco por segundo deben ser la saga de El señor de los anillos, vedlo:
Acelerando.
A los demás también les pasan cosas: a la madre y la hija las toman por tontas, el político conoce al amor de su vida, el italiano destroza un corazón destinado a un trasplante y el árbitro tiene la mala suerte de robar un autobús lleno de imitadoras de Lucille Ball, una actriz muy conocida en territorio useño.
Acaba como tiene que acabar, bien.
La historia a mí me parece que es buena, puede que se parezca en lo esencial a El mundo está loco, loco, loco pero eso ¿es una pega? Yo creo que no. Hay un pequeño guiño a la película del 63, la cantidad de dinero que estaba en juego en la película antigua era de 350.000 dólares, que ajustado a los tiempos en que se rodó esta serían aproximadamente 2 millones, la cantidad en juego aquí.
Curiosamente el título de esta película en algunos países de Hispanoamérica fue El mundo está loco, loco.
Curiosamente el título de esta película en algunos países de Hispanoamérica fue El mundo está loco, loco.
En los títulos de crédito podemos leer: «Ningún animal fue herido durante el rodaje de la película, solo los actores se hirieron rodando la película.»
Se rodaron varias escenas que fueron descartadas, en una de ellas los ludópatas del casino jugaban al Monopoly con dinero real.
Las actuaciones de todos están muy bien.
La música está bien, correcta para una comedia.
La música está bien, correcta para una comedia.
El doblaje es fabuloso.
John Powell se encarga magistralmente de poner música. En un principio estaba previsto que se encargará de la banda sonora Jerry Goldsmith, pero debido a problemas de salud no pudo hacerla.
John Powell se encarga magistralmente de poner música. En un principio estaba previsto que se encargará de la banda sonora Jerry Goldsmith, pero debido a problemas de salud no pudo hacerla.
NOTA 8,4958740 DE 10
Así que ya sabéis, si no la habéis visto y queréis pasar un buen rato vedla.
