Gremlins es una película estadounidense de aventuras dirigida por Joe Dante.
No hay tráiler en español.
La década de los ochenta debiera ser conocida como la década Spielberg. Ya os he contado alguna que otra vez lo que pienso de esa época y del señor Spielberg así que iré a la película.
La historia de esta película comienza con el señor Colombus. El joven Christopher quería meter un pie en el mundo del cine y vivía en un loft en el que por la noche se escuchaba lo que parecía un pelotón de ratones que se deslizaban y la oscuridad lo hacía más aterrador. Escribió unas líneas argumentales para enseñar a posibles empleadores y tuvo la suerte de que la historia gustase a mi admirado Spielberg.
El guion original era un pelín más oscuro y aterrador. Se eliminaron escenas como la de los Gremlins comiéndose al perro de Billy, a los Gremlins cortándole la cabeza a la madre de Billy y a los Gremlins comiendo a gente en un McDonalds. También se cambió al malo, me explico, en el original no existía Stripe, era Guizmo el que lideraba a sus congéneres (Mogwai en cantonés significa diablo), pero al que mandaba, Spielberg, le pareció que Guizmo era un personaje adorable y que debía ser el protagonista y se inventaron al malo. Buena idea, jefe.
La película contó con un presupuesto modesto, para las producciones «espilbergueñas», 11 millones de dólares, y gran parte del mismo fue a parar a los Gremlins, cada uno costaba la friolera de 50.000 dólares. Se rodó en los mismos estudios que Regreso al futuro. Aunque debido a la ambientación de la película en un principio se pensó en estrenarla en Navidad decidieron adelantar la fecha y se estrenó en Junio, el mismo día que Los cazafantasmas, y recaudó, solamente en su país de origen, 147 millones.
Comienza con Randall Peltzer (Hoyt Axton) en el barrio chino. Entra en una tienda de cosas antiguas para buscar un regalo para su hijo y no ve nada, pero escucha algo que le llama la atención. El dueño de la tienda (Keye Luke) se niega a vendérselo y Randall sale de la tienda. El nieto sale corriendo y accede a vendérselo y le cuenta que hay tres reglas: «Que no le de la luz. Odia la luz brillante, sobretodo la del sol. Le mataría. Que esté lejos del agua, que no se moje. Pero lo más importante. Lo que nunca debe olvidar, es que por mucho que llore, por mucho que suplique, nunca, nunca, debe comer después de medianoche. ¿Entendido?».
Después aparecemos en Kingston Falls. Falta poco para Navidad y todo está cubierto de nieve. De fondo escuchamos cantar a Darlene Love. Conocemos a Billy Peltzer (Zach Calligan), que tiene un escarabajo que no funciona y trabaja en un banco junto a Kate (Phoebe Cates).
Su sueño es trabajar dibujando y salir del pueblo. Pero aun así no es infeliz del todo. Llega la noche y vuelva a casa. Averiguamos que su padre es un inventor malón que ha llenado la casa con sus cachivaches y que Lynn (Frances Lee McCain), su madre, se toma todo con muy buen humor. Randall vuelve a casa y le da a Billy su regalo. Le dice las reglas que ha de cumplir y el chaval se va a su cuarto con Guizmo. Descubre que tiene muy buen oído y muy buena voz y que es muy bueno. También descubre el porqué de la primera regla; cuando hay luz muy fuerte, Guizmo se asusta y dice «Cuclilla, cuclilla».
Al día siguiente le enseña su mascota a Pete (Corey Feldman) y se rompe una de las reglas, la segunda. El agua provoca que salgan unas bolitas peludas de mogwai y que se conviertan en más mogwais.
Los nuevos mogwais son distintos al que salieron. Más malos, más traviesos. Billy, le da al señor Hanson (Glynn Turman), su antiguo profesor, uno para que lo examine.
Llega la noche y descubrimos el porqué de la tercera regla. Los mogwais comen después de la medianoche y amanecen siendo unos capullos, ya, ya sé que lo eran de antes, pero ahora lo son más. La siguiente secuencia fue una secuencia muy educativa ya que gracias a ella, y al señor Hanson, descubrimos la fase de pupación, al menos esa frase, lo que fuera esa fase ni idea.
Los capullos se rompen y aparecen los Gremlins, más capullos aun. Stripe se dirige a la piscina municipal y, ya podéis imaginar, de él salen cientos de gremlins que se dedicarán a sembrar el caos en Kingston Falls, tras escuchar a su líder decir: «Ey, juerga».
Las cosas malas que hacen conseguirán sacarnos alguna risa, pero hay que acabar con esos desmanes y que mejor manera que cuando los bichos se reúnen en el cine para ver Blancanieves y los siete enanitos. Los bichos disfrutan cantando el ayjo.
La década de los ochenta debiera ser conocida como la década Spielberg. Ya os he contado alguna que otra vez lo que pienso de esa época y del señor Spielberg así que iré a la película.
El guion original era un pelín más oscuro y aterrador. Se eliminaron escenas como la de los Gremlins comiéndose al perro de Billy, a los Gremlins cortándole la cabeza a la madre de Billy y a los Gremlins comiendo a gente en un McDonalds. También se cambió al malo, me explico, en el original no existía Stripe, era Guizmo el que lideraba a sus congéneres (Mogwai en cantonés significa diablo), pero al que mandaba, Spielberg, le pareció que Guizmo era un personaje adorable y que debía ser el protagonista y se inventaron al malo. Buena idea, jefe.
La película contó con un presupuesto modesto, para las producciones «espilbergueñas», 11 millones de dólares, y gran parte del mismo fue a parar a los Gremlins, cada uno costaba la friolera de 50.000 dólares. Se rodó en los mismos estudios que Regreso al futuro. Aunque debido a la ambientación de la película en un principio se pensó en estrenarla en Navidad decidieron adelantar la fecha y se estrenó en Junio, el mismo día que Los cazafantasmas, y recaudó, solamente en su país de origen, 147 millones.
Comienza con Randall Peltzer (Hoyt Axton) en el barrio chino. Entra en una tienda de cosas antiguas para buscar un regalo para su hijo y no ve nada, pero escucha algo que le llama la atención. El dueño de la tienda (Keye Luke) se niega a vendérselo y Randall sale de la tienda. El nieto sale corriendo y accede a vendérselo y le cuenta que hay tres reglas: «Que no le de la luz. Odia la luz brillante, sobretodo la del sol. Le mataría. Que esté lejos del agua, que no se moje. Pero lo más importante. Lo que nunca debe olvidar, es que por mucho que llore, por mucho que suplique, nunca, nunca, debe comer después de medianoche. ¿Entendido?».
Después aparecemos en Kingston Falls. Falta poco para Navidad y todo está cubierto de nieve. De fondo escuchamos cantar a Darlene Love. Conocemos a Billy Peltzer (Zach Calligan), que tiene un escarabajo que no funciona y trabaja en un banco junto a Kate (Phoebe Cates).
Su sueño es trabajar dibujando y salir del pueblo. Pero aun así no es infeliz del todo. Llega la noche y vuelva a casa. Averiguamos que su padre es un inventor malón que ha llenado la casa con sus cachivaches y que Lynn (Frances Lee McCain), su madre, se toma todo con muy buen humor. Randall vuelve a casa y le da a Billy su regalo. Le dice las reglas que ha de cumplir y el chaval se va a su cuarto con Guizmo. Descubre que tiene muy buen oído y muy buena voz y que es muy bueno. También descubre el porqué de la primera regla; cuando hay luz muy fuerte, Guizmo se asusta y dice «Cuclilla, cuclilla».
Al día siguiente le enseña su mascota a Pete (Corey Feldman) y se rompe una de las reglas, la segunda. El agua provoca que salgan unas bolitas peludas de mogwai y que se conviertan en más mogwais.
Los nuevos mogwais son distintos al que salieron. Más malos, más traviesos. Billy, le da al señor Hanson (Glynn Turman), su antiguo profesor, uno para que lo examine.
Llega la noche y descubrimos el porqué de la tercera regla. Los mogwais comen después de la medianoche y amanecen siendo unos capullos, ya, ya sé que lo eran de antes, pero ahora lo son más. La siguiente secuencia fue una secuencia muy educativa ya que gracias a ella, y al señor Hanson, descubrimos la fase de pupación, al menos esa frase, lo que fuera esa fase ni idea.
Los capullos se rompen y aparecen los Gremlins, más capullos aun. Stripe se dirige a la piscina municipal y, ya podéis imaginar, de él salen cientos de gremlins que se dedicarán a sembrar el caos en Kingston Falls, tras escuchar a su líder decir: «Ey, juerga».
Las cosas malas que hacen conseguirán sacarnos alguna risa, pero hay que acabar con esos desmanes y que mejor manera que cuando los bichos se reúnen en el cine para ver Blancanieves y los siete enanitos. Los bichos disfrutan cantando el ayjo.
Stripe volverá a jugar y saldrá en dirección a un centro comercial. Guizmo demostrará su genio acabando con el. Aquella noche, mientras se recuperan de lo sucedido aparece el abuelo chino a recoger a su mogwai. Los dos se marchan del pueblo contándose sus cosas bajo la luna llena.
¡¡¡Es un peliculón!!!
No hay nada en esta película que no me guste. Tiene acción, humor, sustos.
Os cuento un par de curiosidades más:
En un principio no se había previsto hacerles hablar, pero durante el rodaje los actores que prestaban sus voces para hacerles gruñir empezaron a repetir palabras, gustó y se quedaron. Howie Mandel, el actor que presta su voz a Guizmo, le dobló en todos los idiomas.
Hay varios cameos. Salen Jerry Goldsmith, Spielberg, Robby el robot.
En la escena de la reunión de inventores a la que acude Randall hay un guiño casi inapreciable. En un plano sale, detrás de Randall, la máquina del tiempo de la película El tiempo en sus manos siendo manejada por un anciano, en el plano siguiente la máquina ha desaparecido y la gente que había a su alrededor está alucinada.
Los actores lo hacen todos muy bien, Hasta los gremlins. Gracias a Dios no hay nada hecho por ordenador en esta película y puede que sea por eso que los gremlins y los mowais parezcan reales. Yo creo que todo el mundo ha querido, o quiere, tener un mogwai. ¡Yo lo tengo!
El doblaje es realmente bueno.
De la música se encarga Jerry Goldsmith: Muy buena.
NOTA 10 DE 10
Tuvo una segunda parte que no es nada buena, para mi gusto, y se está hablando de relanzar la saga. Miedo me da.
Si no la habéis visto estáis tardando en hacerlo. Y si tenéis hijos, sobrinos o nietos no lo dudéis, ponédsela estas navidades.