La leyenda del samurái es una película estadounidense de aventuras dirigida por Carl Rinsch.
La verdad es que no tenía ninguna gana de ver la película. El tráiler no me llamaba la atención, pero mi tío de Burgos quería verla y ayer fuimos...
La película comienza contándonos, a la manera useña, lo que era la vida del Japón feudal, lo que eran los samuráis (esos a los que los españoles vencimos alguna que otra vez) y lo que eran los ronin del título original. Acto seguido vemos a un chaval corriendo por un bosque asustado, el chaval cae y es encontrado por un grupo de japoneses. El señor de Ako (Min Tanaka) decide perdonarle la vida. Los samuráis no le acogen de igual buen grado.
Pasan los años y Kai (Keanu Reeves), al que los japoneses llaman despectívamente mestizo, sirve a su señor pero es un paria para los demás, está enamorado de Mika (Ko Shibasaki, guapísima), la hija del señor, y ella de él. Curiosamente Kai no es el protagonista, a mi modo de ver.
Kira (Tadanobu Asano), un señor rival, ansía hacerse con la provincia de Ako, y después con el Japón, y para ello cuenta con la ayuda de una bruja (Rinko Kikuchi). El señor de Ako ha invitado al sogún a unos juegos en los que el mejor guerrero de su provincia combatirá con el de la provincia de Kira. La bruja hace un mal al guerrero y Kai trata de ayudar a su señor, pero hace que caiga en desgracia ante el shogún. El sogún permite al señor de Ako que muera de una manera honorable y se haga un sepoku, más conocido en occidente como harakiri y ordena que Mika se case con Kira en el plazo de un año.
Kira manda a los samuráis del señor de Ako fuera de la provincia. Vende a Kai a los piratas holandeses y encarcela a Oishi (Hiroyuki Sanada), el jefe de ellos y el verdadero protagonista de la película, durante un año. Oishi sale de la prisión antes de tiempo y reúne a sus hombres y al mestizo, para vengar la muerte de su señor y rescatar a Mika.
En un principio los samuráis no acogen bien al mestizo, pero este les demuestra su valía y acaban pidiéndole perdón por haberle tratado mal y considerándole un ronin como ellos. Los cuarenta y siete rescatan a la chica la noche de la boda y acaban con los malos, como habréis supuesto.
Y acaba con un final heróico, para los japoneses, para los samuráis más exactamente, porque para los occidentales no creo yo que lo sea.
La última escena nos muestra a los samuráis cabalgando al amanecer y distinguimos a Keanu porque es el que levanta un puño, gesto de la ideología más opresora y antidemocrática que existe.
Esta película es, en dos palabras, un truñín. La última media hora me la hubiese pasado mirando el reloj de haberlo tenido, pero como no lo tengo me conformaba con mirar bufando hacia otro lado. La trama de amores es floja, las escenas de acción son muchas pero montadas de una manera muy rápida y confusa. La ambientación es muy buena, eso sí.
Al llegar a casa me puse a buscar algo de información y creo que sé qué ha podido pasar. Al parecer el estudio no hacía más que entremeterse, el guion se reescribió durante el rodaje varias veces y una vez rodada sufrió varios montajes. La inexperiencia del director, esta es su primera película, pudo ser la causa, aunque creo que el tipo no debía tener mucho carácter porque hay otros, por ejemplo el que dirigió esta, que tampoco han hecho mucho antes y les salió bien.
Está basada en una historia real, la parte sin monstruos, que ha contado con siete adaptaciones cinematográficas.
La película se rodó sobre todo en Londres y se rodó de dos veces, la primera en japonés y la segunda en inglés. El presupuesto rondó los 200 millones y no ha debido recuperar ni la mitad, lo que la convierte en un fracaso en taquilla.
He visto un par de «homenajes» a otras películas: a La princesa Mononoke en la escena de caza del monstruo del principio y a Conan, el bárbaro en cómo acaban con el malo.
Solo hay dos actores que no me han gustado nada; el que hace de sogún y Keanu. Reeves da mucho el cante, no queda bien entre tanto oriental y conste que no me pasó lo mismo con las películas El hombre de los puños de hierro y El reino prohibido. Cada vez que le veía caminar me venía a la cabeza en las películas de Billy y Ted.
Los efectos especiales son normalillos para lo que ha costado.
El doblaje es muy bueno, quizá la única voz que no me ha acabado de convencer es la del que dobla a Oishi.
De la banda sonora se encarga con bastante fortuna Ilan Eshkeri.
NOTA 4,0192933 DE 10
No malgastéis vuestro dinero yendo a verla al cine.