Abraham Lincoln: Cazador de vampiros es una película useña de aventuras dirigida por Timur Bekmambetov basada en la novela del mismo título de Seth Grahame-Smith.
Hace unos años el señor Smith tuvo la ocurrencia de coger una novela clásica y zombificarla, tuvo tanto éxito que hizo una continuación y enseguida le imitaron. Incluso aquí en España con Lazarillo Z y Quijote Z, ambas no muy buenas. El señor Smith decidió ir más allá y convirtió a Lincoln en un cazador de vampiros.
El título da para imaginar muchas cosas, todas ellas malas. Aunque gracias a Tim Burton, productor, y a otras muchas personas supongo, la película no está nada mal.
Comienza con el señor Lincoln despidiéndose de un amigo y dándole un libro en el que están escritas sus memorias.
La voz en off del presidente nos planta en su niñez en la que le vemos como protege a un amigo suyo negro de las manos de un esclavista. El esclavista resulta ser un vampiro que mata a su madre. Vemos a Lincoln (Benjamin Walker) ya mayor, ha crecido pensando en una sola cosa, matar a quien mató a su madre (no sospecha que era un vampiro). La noche en que se decide a hacerlo se emborracha para coger valor y conoce en la taberna a Henry (Dominic Cooper). No consigue su objetivo y casi perece en manos del malo, pero Henry le salva.
Al día siguiente Henry le cuenta que en los EE.UU. hay vampiros y que él es un cazador. Lincoln le dice que también quiere serlo. Henry le dice que es muy duro, que no tiene que tener amigos ni familia. Lincoln acepta y su nuevo amigo le entrena.
Le cuenta que el grupo de vampiros es liderado por Adán (Rufus Sewell), considerado el primero de ellos, y que tiene como segunda a Vadoma (Erin Wasson), le cuenta que los vampiros tienen una vida normal durante el día ya que usan una pomada y que les mata la plata (ups, pensé que era para los hombres lobo).
Una vez entrenado Lincoln va a Springfield, el de Los Simpson no, para acabar sus estudios y con algún vampiro. Tiene suerte nada más llegar y encuentra trabajo y alojamiento gracias a Joshua Speed (Jimmi Simpson). Va recibiendo cartas de su mentor en las que le pone nombres de vampiros de la ciudad y Lincoln se ocupa de ellos.
Afortunadamente para él el negocio le lleva a conocer a Mary (la guapísima Mary Elizabeth Winstead), la que será su santa esposa.
Un día aparece en la tienda Will (Anthony Mackie), su amigo negro ya crecido, y le pide ayuda como abogado. Lincoln decide dejarlo todo para dedicarse a la política, pero antes va a matar al asesino de su madre. La escena es muy emocionante, una persecución en una estampida de caballos, pero creo que no les importó el número de caballos a poner (hechos con ordenador) y parece que haya millones. Antes de acabar con el malo descubre que Henry, su amigo, es un vampiro (no fastidio nada, todo el mundo lo supimos en el cine nada más verle).
Henry le cuenta su historia y cómo llegó a ser vampiro. Lincoln se aleja un poco de él, aunque siguen siendo amigos. Y se dedica más a la política. Adán secuestra a Will. Lincoln y Speed van a rescatarle. Hay una escena de lucha muy bien hecha y el bueno y los malos se conocen.
Lincoln se convierte en presidente y deja de lado el mundo paranormal. Pero cuando los vampiros matan a su hijo y se ponen del lado sudista en la guerra civil estadounidense, él vuelve a coger su hacha. Para poner fin a la guerra confisca toda la plata que hay y hace balas con ella. Acto seguido la lleva en un tren al frente. Pero en el trayecto aparecen Adán y el resto de los vampiros.
La película acaba como tiene que acabar.
Estamos ante una película palomitera, su única pretensión es entretener y lo consigue.
Cuenta con numerosos efectos especiales hechos por ordenador. Escenas de lucha a cámara lenta, algún que otro momento cómico y un sustazo, al menos la gente del cine se asustó solo esa vez.
Las actuaciones son en general buenas.
El doblaje está muy bien.
Henry Jackman ha compuesto una muy buena banda sonora, en momentos mezcla instrumentos clásicos con modernos y no le queda nada mal.
NOTA 7,1929181816 DE 10
No es una mala opción para ir a ver al cine, a pesar de esto.
He descubierto que sacándote la tarjeta de socio en los cines hacen unos descuentos majos, así que si os gusta ir sacáoslas, no cobran por tenerlas.