El dictador es una comedia useña dirigida por Larry Charles.
Conocí, no en persona, a Sacha Baron Cohen en el vídeo club. No sabía qué alquilar, en entradas de otras películas he contado lo mismo, vi la portada y que era una comedia y la alquilé. Las risas que me eché con los aigos fueron muchísimas, la película fue Ali G anda suelto. Después ha hecho otras cosas que no me han llamado mucho la atención pero tenía ganas de ver esta gracias a la campaña publicitaria que ha tenido.
La película comienza con una dedicatoria al dictador norcoreano Kim Jong-il en plan coña, aunque aquí en España los socialistas de eta hicieran algo parecido en serio. Después vemos imágenes de Aladeen (Baron Cohen), el dictador, en las que nos cuentan la historia de su vida, vemos como imita a Fidel Castro en los discursos y en las poses para fotos, nos enteramos que muchas palabras han dejado de existir y en su lugar se dice Aladeen, y otras cosillas más que hace. Vemos que va a una zona secreta en la que están trabajando para tener armas nucleares. Le cuentan que ya tienen una preparada y el chasco es monumental.
Pregunta que por qué ha pasado eso, le dicen que él mismo mando ejecutar a Nadal (Jason Mantzoukas), el anterior jefe de los científicos y él lo recuerda. Su tío Tamir (Ben Kingsley) le recuerda que tiene jaleos con la ONU y que quizá debieran pensarse lo del armamento. Aladeen pasa de él. Su tío, que está compinchado con alguien que quiere derrocar al déspota, consigue a un pastor algo tonto que se parece mucho a Aladeen para que haga de doble suyo y mientras trama otro plan. Convence a su sobrino para que vayan a los EE.UU. a dar una conferencia, pero una vez allí Aladeen es secuestrado y suplantado.
Al tratar de matarle se produce un error y nuestro protagonista huye. Se dirige a la sede de la ONU para observar cómo le han suplantado. Pero allí conoce a Zoey (Anna Faris), una chica progre que regenta una tienda vegana y de comercio justo, ya sabéis: lo mismo pero más caro.
Se burla de la chica y la deja plantada y mientras camina por la calle cree reconocer a Nadal, el científico al que mandó matar, le sigue hasta un bar y al entrar descubre dos cosas: carteles en los que le ponen a parir y gente a la que había ordenado matar. El dueño del bar cree reconocerle, pero Nadal se interpone y dice que es un primo suyo. Le dice que el encargado de matar a los que el dictador decía era de la resistencia y no había matado a ninguno y los había enviado a territorio useño.
Se enteran que el tío va a usar al doble para instaurar la democracia, ambos se indignan y se alían para evitar que eso pase. Pero para conseguirlo, Aladeen deberá volver a la tienda de Zoey. Poco a poco se irán cogiendo cariño y gracias a la ayuda del dictador la tienda irá funcionando mejor.
Nadal y su líder deciden dar una vuelta en helicóptero por Nueva York y se produce un malentendido mientras ellos hablan de sus cosas. Curiosamente aunque en la versión doblada hablan un árabe inventado, creo, en la versión original hablan en hebreo.
Es tanto el encoñamiento, con perdón, que Aladeen tiene con Zoey que la confiesa quién es. Ella le rechaza y él decide volver a ser malvado. Llega el día de la reunión en la ONU, él consigue presentarse en lugar del doble. Pero al ver entrar a su amor se echa para atrás y promete la democracia. Se realizan elecciones en su país, que casualmente gana él. Y se casa con su chica. Su sorpresa es mayúscula al averiguar que es judía.
Es una película para pasar el rato y punto. Tiene momentos muy graciosos de verdad y otros que fallan más que una escopeta de feria. Pero mantiene la media. Al final hay unas cuantas escenas de más y una toma falsa.
Los actores lo hacen bien.
El doblaje es muy bueno.
La banda sonora es curiosa, no sé si tiene partitura, me parece que son canciones. Algunas versiones en moro de éxitos internacionales y otras compuestas por Erran Baron Cohen. Os dejo una de ellas.
NOTA 6,72121253 de 10
Para ver en casita está bien. Pero eso sí, que no haya niños cerca.