Diablo (2011) es una película argentina de arte y ensayo dirigida por Nicanor Loreti.
Tenía esta película en la lista de ver, no recuerdo cómo di con ella.
Me imagino el día en que los guionistas se reunieron para escribirla.
─¿De qué irá la historia? ─pregunta uno.
─Eso es lo de menos, boludo, lo que tenemos que meter es mucha violencia, música jevi, algo de Aliens, algo de León, el profesional y a Sylvester Stallone.
─Che, pará, pará. Que no tenemos tanta plata.
─E insultos, muchos insultos ─el otro sigue hablando sin prestar caso a lo que uno acaba de decir.
─¿Insultos? -pregunta uno con una sonrisa cómplice.
─Sí. Hoy he aprendido uno nuevo.
─¿Cuál? ─pregunta uno con los ojos como platos sonriente aún.
─PUTO ─contesta el otro tapándose la boca por lo que acaba de decir. Ambos ríen.
─Podemos decir puto, putito, putilín...
Ambos se tapan la boca y ríen como niños.
─Esto está bien, pero lo de Aliens, la otra que dijiste y de lo de Stallone... olvidate.
─De acuerdo, pero la monto como me salga del orto.
Vamos a la película.
Comienza de una manera muy liosa, puro arte y ensayo. Asistimos a un combate en el que Marcos (Juan Palomino), un boxeador peronista, peruano y judío. El combate acaba mal ya que sin querer mata al contrincante.
Luego viene un montaje raro ya que a veces vemos el combate, a un anciano en una cama, un hombre con una máscara de diablo repartiendo dinero.
Ha pasado el tiempo y Marcos recibe la llamada de una ex diciéndole que se pasará a verle. Según cuelga llaman a la puerta, abre y ve a su primo Huguito (Sergio Boris), aparece algo demacrado y con sangre en la ropa. Marcos le pregunta en qué anda metido pero no recibe contestación. Al no haber cerveza Hugo sale a comprarla. Llaman a la puerta Marcos abre y aparecen dos matones que le dejan para el arrastre.
Marcos es una máquina y se los carga. Conocemos a un grupo de mercenarios que se ponen a imitar una de las escenas de «Aliens, el regreso», aparece un sosia algo jijillas de Stallone: el coronel Varela (Hugo Quiril), que les echa la bronca para jugar.
Cada vez aparece más gente con aviesas intenciones en casa de Marcos. Todos los problemas le llegan por culpa de su primo. Pero, como habréis supuesto, logrará solucionarlo todo antes de que llegue su ex.
Y colorín, colorado esta historia se ha acabado.
Hay un par de escenas durante los créditos finales.
Es un truñín que no llega a la hora y media. Tiene un montaje liosísimo, tarda en arrancar, hay bastante violencia. La parte buena es que las escenas de acción que tiene están bien realizadas.
Los actores lo hacen bien, Palomino el que mejor.
De la música se encarga Mauro García Barbé, lo único destacable el tema principal. No hay ningún ejemplo para mostrar.
NOTA 5,0002191007 DE 10
Si os ha entrado la curiosidad por verla, hacedlo, si no no os perdéis nada. Curiosamente ha ganado no sé cuántos premios.