Bienvenidos al fin del mundo es una coproducción anglo useño japonesa de ciencia ficción dirigida por Edgar Wright.
Estamos ante la tercera parte de la «Trilogía del cornetto», la primera fue Zombies party y la segunda Arma fatal. El sabor de esta es la menta.
Cada una de las partes está dedicada a un género cinematográfico, el de esta es la ciencia ficción, tomaron de base películas como: La invasión de los ultracuerpos, El último día del mundo, La cosa (El enigma de otro mundo), Las mujeres de Stepford, etc. Contó con un presupuesto de 20 millones de dólares y recaudó 46.
La historia comienza con la voz en off de Gary King (Simon Pegg), al que llamaban el Rey, contándonos como el 22 de junio de 1990 él y sus amigos se proponen conquistar la conocida como Milla de oro, 12 pubs en los que se debían beber una pinta, que comenzaba en El primer correo y terminada en El fin del mundo. La noche fue movidita y no pudieron acabarla.
Han pasado 20 años y Paul decide reunir a sus antiguos amigos a los que no ve desde entonces, para realizar la Milla de oro nuevamente. Oliver (Martin Freeman), Steven (Paddy Considine), Peter (Eddie Marsan) y Andy (Nick Frost). Los cinco ya adultos se disponen a tratar de acabar la ruta, ya no son jóvenes y hay tiranteces entre ellos.
En uno de los pubs aparece Sam (Rosamund Pike), la hermana de Oliver, que marcha tras un malentendido con Gary. Este, mosqueado, entra en el váter y comienza una pelea con un chaval que resulta no ser de este mundo. Los amigos de Gary entran para echarle la bulla, pero se encuentran con algo muy desagradable y con los amigos del chaval que al igual que este no son de este mundo. La panda humana acaba con ellos y salen del aseo, pero todo ha cambiado.
Casi todos en el pueblo han dejado de ser humanos y les persiguen. Tratan de hacerles como ellos, trayendo a «gente» de su pasado.
Los extraterrestres se hacen con dos del grupo y capturan a los otros tres. Tras una charla con Gary, que es un ser humano bastante despreciable, deciden abandonar la Tierra y dejarnos sin todos los avances que nos fueron aportando.
Es una película que tarda en arrancar y cuando lo hace no consigue mantener el tipo. Es la peor de la trilogía.
Los efectos especiales son buenos, las escenas de acción también.
Los actores hacen bien su trabajo.
El doblaje es muy bueno, quizá el que menos me guste es el trabajo de David García que presta su voz al protagonista.
De la música se encarga Steven Price, además cuenta con varias canciones de principios de los noventa (época de la que el protagonista parece no querer salir).