Transilvania, el imperio prohibido es una película ruso-checo-ucraniana de suspense dirigida por Oleg Stepchenko.
En 1835 Nikolai V. Gogol publicó el libro Mirgorod y en su interior iba el relato Vi, en el que contaba lo que le sucedía a tres estudiantes que volvían a casa a pasar las vacaciones de verano al parar a pernoctar en una aldeucha del camino. Los que pusieron el título en español no debían conocer este pequeño detalle y decidieron fiarse de los ingleses y traducir su título y no el original ruso. Además decidieron ser originales y poner Transilvania, teniendo en cuenta que no transcurre en esa zona es ser originalísimos. Con lo fácil que sería poner títulos en español.
El relato de Gogol sirvió como base para la película italiana La máscara del demonio y la soviética El viyi y para esta sobre la que os escribo. De las otras dos no puedo hablar porque no las he visto, de este truñín, sí. Había leído en varios foros cosas buenas sobre esta película e intenté verla dos veces, pero no pude porque empezaba mal. Puede que algo tenga que ver que Uwe Boll sea uno de los productores ejecutivos, no lo sé. Pero me decidí a terminar de verla por esta foto.
Resulta que han hecho una segunda parte en la que actúan entre otros: Arnold Schwarzenegger, Jackie Chan y Rutger Hauer. Igual me perdí algo, pensé, y me puse a verla por tercera vez con la intención de acabarla, y lo hice.
ACTUALIZACIÓN: Ya estrenaron la continuación y ya la vi.
Comienza la historia presentándonos a Jonathan Grin (Jason Flemyng), un científico (lo recalcan mucho) que se ha beneficiado a la hija de un aristócrata, a la que quiere de verdad, pero de la que ha conseguido dinero para recorrer el mundo y saber lo que mide y hacer que Greenwich sea el meridiano 0 desplazando al meridiano de El hierro, esto último no lo dicen en la peli es una simple anécdota histórica.
En un pueblecito de Ucrania sucede un hecho misterioso, una chica (Olga Zaytseva) muere en brazos de su padre y le susurra algo para que haga en su velatorio. Además otra muchacha (Agnia Ditkovskite) cae al río al ver lo sucedido y queda muda.
Jonathan llega a Ucrania, donde encuentra a dos seminaristas que vuelven a casa a pasar las vacaciones y le cuentan algo muy misterioro. Como él es científico no se lo cree, pero da la casualidad que llega a ese pueblo (por cierto, para pueblo misterioso El Altar). El pueblo está pasando miedo por lo sucedido y se aprovecha de ello un sacerdote ortodoxo (Andrey Smolyakov).
El alcalde del pueblo pide a Jonathan, porque es científico, que le haga un mapa del pueblo desde la iglesia en la que su hija aún permanece. Espera, además, que descubra el significado de las últimas palabras de su hija sin saberlo. La gente del pueblo es muy brutica, pero tiene más sabiduría que el extranjero.
Mientras, en Inglaterra, la enamorada ha dado a luz al hijo de ambos y su padre ha ido leyendo los mensajes secretos que a través de palomas le enviaba Jonathan y cambia su opinión sobre él. Nuestro protagonista comienza a ver cosas extrañas y a desentramar la trama de una manera muy «escubidubesca», pero sin la gracia de esa serie. Termina la película con el pueblo a salvo y con Jonathan camino a China.
La película se mueve entre el suspense y lo detectivesco, pero de mala manera. Malos diálogos, mal montaje, topicazos mal llevados.
Dos cosas hay buenas. La primera son los efectos especiales, muy bien realizados. Los 26 millones de dólares de presupuesto han sido bien empleados y fueron recuperados ya que recaudó 34 solo en Rusia. Hay una escena que me ha gustado bastante y transcurre al final de la cena de nuestro protagonista con los hombres del pueblo.
El doblaje, siento decirlo, es malón. Parece hecho con desgana.
De la música se encarga Antón García y es la segunda cosa buena de la película. Muy buena.
NOTA 3,79121226 DE 10
Repito, un truñín. Vedla sólo si tenéis curiosidad por los efectos especiales o por la música... O por saber qué demonios ha hecho que esos tres actores acepten aparecer en la segunda parte.