Nosferatu es una película de arte y ensayo hungaro-useño-inglesa dirigida por Robert Eggers.
Vaya semana triunfal he tenido yendo al cine. Este año, 2024, ha sido de total sequía en época navideña. Qué recuerdos en los 80 cuando al llegar la Navidad se estrenaban buenas películas, o películas familiares, este año... nada. Y yo he tenido la mala suerte de ir tres veces, y tres malas películas: Gladiator II es tan mala que me ha quitado las ganas de volver a ver la primera. Mufasa, es tan mala que me entraron ganas de volver a ver El rey león original, y esta sobre la que os estoy escribiendo que es un truñín pero tiene sus cosas, incluso un par de sustillos al principio aunque nada del otro mundo.
¡No es una película de miedo! Avisados quedáis.
La historia comienza presentándonos a la protagonista Ellen (Lily-Rose Depp, la hijísima de Johnny Depp y Vanesa Paradis) y al conde Orlok (Bill Skarsgard), pero no como en la película Drácula de Coppola, se corta y vemos que han pasado varios años. Ellen se ha casado con Thomas (Nicholas Hoult) y se quieren mucho, aunque la forma de ser de ella es un tanto extraña. Le llega una oportunidad de oro al muchacho, pero ha de pasar varías semanas lejos, ha de ir a un pueblo en los Cárpatos para que un cliente firme los papeles de una mansión que se ha comprado en Wisborg, la ciudad en la que vive.
El conde llega a Wisborg, empiezan a suceder muertes. Arthur llega tambien junto a su amada...
Y hasta aquí puedo leer.
El caso es que la película tiene ese yo qué sé que qué sé yo. Es muy muy lenta, le sobra media hora, pero tiene una música, fotografía y ambientación muy buenas. La actriz protagonista es muy mala, pero está Willem Dafoe que lo hace mejor.
En fin, hay que pasar de las películas que recomienda Stephen King y de las que pongan que son las mejores películas de terror del año que se estrene. Para verla en casa, si os gustan las películas lentonas, no la veo mala opción.